La educación nos convierte en ciudadanos en su sentido más pleno y nos dota de herramientas para contribuir al avance de nuestra sociedad. De hecho, la capacidad de un país para responder a los serios retos que plantea el futuro reposa cada vez más en su nivel educativo, científico y tecnológico. Ello también es cierto para la Unión Europea en su conjunto, que además necesita la participación y el empuje de su ciudadanía para culminar con éxito un proyecto de construcción europea que integre todos los aspectos que lo pueden hacer sostenible, desde el punto de vista social, económico y medioambiental.
